¿Qué sabes sobre los ascensores de la Torre Eiffel?
La Torre Eiffel es uno de los monumentos contemporáneos más famosos del mundo. Seguramente habrá muy pocas personas que no sean capaces de reconocer el perfil característico de esta estructura, planificada originalmente como una construcción temporal, pero convertida hoy en día en una de las más visitadas y apreciadas de París.
La Torre Eiffel, diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel, fue construida en 1887, con motivo de la Exposición Universal que se celebró en la capital francesa dos años después, en 1889. Tiene 324 metros de altura, y cada uno de los lados de su base mide 125 metros. Más de siete millones de turistas la visitan cada año, y probablemente tú habrás estado entre ellos.
Como es natural, pocos de esos viajeros se detienen a pensar en el sistema de ascensores que los mueven por los tres pisos en los que se divide la altura de la Torre. Simplemente, los damos por sentados… ¡Seguro que tú también! Pero salvar 324 metros de altura en el año 1887 era todo un reto, incluso más que ahora, por lo que creemos que merece la pena hablar de los interesantes ascensores de la Torre Eiffel, ideados también por Gustave Eiffel.
Una impresionante obra de ingeniería dentro de otra
Gustave Eiffel planeó, originalmente, cinco ascensores, a los que tiempo después se añadió un sexto. En 1889 se instalaron los primeros cuatro, cada uno de ellos en una de las enormes patas de la Torre Eiffel. Eran ascensores hidráulicos, que fueron modernizados en 1899 y, finalmente, sustituidos por ascensores eléctricos en los años 80. En esa misma época se añadió también un montacargas de cuatro toneladas de peso en el pilar sur de la estructura.
El quinto ascensor, en un principio también hidráulico, fue instalado un año después de la apertura al público de la torre. Su objetivo era llevar a los visitantes del primer nivel a los pisos segundo y tercero. Este ascensor estaba especialmente avanzado para su época: funcionaba con una bomba hidráulica y un complejo sistema de pistones de hasta 80 metros de longitud.
Este increíble ascensor de la Torre Eiffel presentaba un curioso problema: solo funcionaba en verano. En invierno los pistones de congelaban, por lo que los visitantes se veían obligados a subir a las plantas segunda y tercera a pie… una hazaña al alcance solo de las personas más en forma. En 1983 este ascensor fue también reemplazado por un modelo eléctrico, aunque los pistones y la bomba hidráulica aún pueden contemplarse en el museo de la Torre Eiffel, situado en la primera planta del edificio.
A día de hoy, los ascensores de la Torre Eiffel son, no cabe duda, uno de los principales componentes del monumento. No solemos pensar en ellos, pero cada año recorren una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo dos veces y media, y son fundamentales para turistas, técnicos y personal de seguridad. Tanto es así que el personal de la Torre Eiffel los inspecciona y prueba a diario antes de abrir el monumento.
Aunque es evidente que no visitaremos la capital de Francia solo para ver los ascensores de la Torre Eiffel, merece la pena dedicar unos momentos a valorar el trabajo realizado por Gustave Eiffel y todas las personas que participaron en el diseño y fabricación de estas máquinas impresionantes.
En próximos artículos de esta serie os hablaremos de más interesantes ascensores de la historia. ¡No os los perdáis!