Cuando pensamos en ascensores, nuestra mente se transporta a imágenes de modernidad y confort, habitáculos de acero inoxidable, números digitales y botoneras relucientes. Sin embargo, lo que quizás no consideremos es que los ascensores no son un invento de la era contemporánea. De hecho, estos ingeniosos dispositivos han existido durante más de dos milenios, evolucionando desde rudimentarias plataformas impulsadas por cuerdas de cáñamo hasta complejos sistemas de alta tecnología.
Los primeros ascensores, allá por el año 236 a.C., fueron concebidos por mentes brillantes como la de Arquímedes. En la Antigua Roma, estos ingenios se utilizaban para transportar agua, materiales de construcción y otras cargas pesadas, incluso en lugares tan emblemáticos como el Coliseo. En aquel entonces, los ascensores eran accionados por la fuerza humana o animal, y su función era principalmente utilitaria.
Fue solo en el siglo XVIII cuando los ascensores empezaron a ser utilizados para el transporte de pasajeros de manera más habitual. Un ejemplo temprano de ello fue el ascensor instalado en Versalles por el Rey Luis XV, con la peculiaridad de conectar discretamente las habitaciones reales con las de su amante. Sin embargo, estos primeros ascensores estaban lejos de ser seguros o sofisticados, ya que aún dependían de sistemas rudimentarios de tracción.
El verdadero avance en la seguridad y eficiencia de los ascensores llegó en el siglo XIX de la mano de Elisha Otis. Fue él quien desarrolló un sistema de frenado que evitaba accidentes en caso de rotura de cables, presentándolo en la Feria de Nueva York en 1854. Este invento revolucionario allanó el camino para la construcción de edificios altos y seguros. El primer ascensor de pasajeros instalado por Otis fue en el Haughwout Building de Nueva York en 1874, marcando el inicio de una nueva era en el transporte vertical.
Desde entonces, la industria de los ascensores ha experimentado constantes avances tecnológicos. Empresas como Kone han introducido innovaciones como los ascensores machine room less, que eliminan la necesidad de un cuarto de máquinas dedicado, optimizando el espacio y facilitando su integración en los edificios. Estas mejoras no solo han aumentado la eficiencia y la seguridad, sino que también han contribuido a una producción más responsable y sostenible, utilizando materiales y recursos de manera más eficiente y desarrollando ascensores energéticamente más eficientes.
En la actualidad, la industria continúa su búsqueda de la excelencia, centrando sus esfuerzos en perfeccionar tanto la mecánica como la electrónica de los ascensores. Se trabaja en aumentar la velocidad, mejorar el confort del viaje, optimizar la precisión y la seguridad, y reducir aún más el consumo de energía.
En Ascensores Abando, nos dedicamos de lleno a promover la accesibilidad universal y la seguridad en el desplazamiento vertical. Por esta razón, ofrecemos un enfoque completo que abarca desde el asesoramiento personalizado hasta la instalación del ascensor en tu edificio.
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