El ascensor espacial, un antiguo proyecto cada vez más real
El ascensor espacial, aunque el concepto pueda sonar descabellado, es un viejo sueño de la ciencia ficción, pero también un proyecto de ingeniería real que lleva años en la mente de muchos científicos. De hecho, fue el físico Konstantin Tsiolkovsky quien en nada menos que 1895 concibió la idea de una torre erigida en el ecuador de la Tierra que se moviese en sincronía con la órbita terrestre y permitiera, de esa forma, subir al espacio en un dispositivo similar a un ascensor.
Más de un siglo después, el ascensor espacial está mucho más cerca de convertirse en una realidad. De hecho, hace pocos meses, en septiembre de 2018, científicos japoneses comenzaron a preparar un prototipo de ascensor espacial en órbita: dos pequeños satélites unidos entre sí por un cable de 10 metros de longitud que servirán para probar cómo se comportaría un ascensor en ese entorno. El “ascensor” será, en este caso, una caja motorizada que ascenderá por el cable.
Se estima que hacia el año 2050 podrá existir, por fin, un ascensor espacial funcional que una la superficie de la tierra con el espacio. Solo 30 años. Parece una locura, ¿verdad?
Retos técnicos por resolver para construir el ascensor que nos lleve al espacio
No obstante, aún quedan retos técnicos por resolver para que el ascensor espacial se convierta en una realidad. El principal de ellos es el material con el que fabricar el ascensor: debe ser un metal lo suficientemente ligero como para no colapsar por el tremendo peso y la tensión de una estructura de ese tamaño y altura, pero también con la suficiente resistencia para no partirse por la fuerza centrífuga que genera la rotación de la Tierra y por la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol.
Fue otro ruso, en este caso el ingeniero Yuri Artsutanov, el que desarrolló un concepto de estación espacial en órbita geosíncrona. El hipotético ascensor espacial futuro deberá unir esa estructura con la superficie terrestre a través de un cable de casi 36.000 kilómetros. Como se puede imaginar, ya no solo hablamos de problemas técnicos, sino también del coste económico: desarrollo de nuevos materiales, envío de ingentes cantidades de material al espacio… sin duda, ingenieros y científicos tendrán mucho trabajo por delante durante estos 30 años si queremos llegar a ver un ascensor espacial.
¿Para qué sirve un ascensor espacial?
Llegados a este punto, surge una pregunta natural: ¿por qué tomarse tantas molestias? ¿De qué serviría un ascensor que nos lleve hasta el espacio?
El ascensor espacial es, de hecho, una inversión: una vez construida, esta estructura permitirá enviar cargas al espacio con un coste económico y de recursos cientos de veces inferior al que generan los cohetes actuales.
De esa manera, será posible poner en órbita grandes cantidades de materiales para construir nuevas estaciones espaciales y naves mucho más grandes que las actuales. Para muchos expertos, el ascensor espacial es nada menos que la llave que abrirá para la Humanidad la puerta del Sistema Solar y el resto del espacio. ¡Casi nada!
Y por supuesto, mientras los científicos e ingenieros se ocupan del elevador espacial, en Ascensores Abando seguimos trabajando en la instalación y mantenimiento de los ascensores terrenales, que son, por ahora, los que más nos aportan.
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