En el blog de Ascensores Abando ya os hemos contado el duro trabajo de planificación que tienen que hacer las personas con problemas de movilidad a la hora de organizar sus vacaciones. De ahí que podamos pensar que lo mejor sea quedarse en casa y disfrutar de un baño en la piscina. Un plan posible gracias a la existencia de los ascensores acuáticos.
Conocidos también como elevadores o montacargas, los ascensores acuáticos están compuestos por un asiento y un mástil fijado en el borde de la piscina. Su funcionamiento resulta bien sencillo. Basta con sentarse en la silla, apretar un botón e ir notando cómo el agua va refrescando las piernas. No necesita ningún tipo de obra, por lo que resulta una solución accesible para cualquier piscina privada.
Porque son muchos los inquilinos de un chalet que poseen una piscina con escaleras. Son pocos, sin embargo, los que cuentan con una piscina accesible para personas con problemas de movilidad. A diferencia de lo que ocurre con las piscinas públicas – obligadas por normativa-, las piscinas privadas suelen resultar todavía inaccesibles y dificultan así que personas en muletas o sillas de rueda puedan disfrutar de un baño.
Los ascensores acuáticos son los más adecuados para aquellas personas con silla de ruedas, ya que permiten una total independencia – tan solo necesitan desplazarse de la silla al asiento del ascensor-. Las personas que lleven muletas o las mujeres embarazadas también pueden emplearlo, aunque para ellos existen otras más opciones.
Como en los ascensores acuáticos, las grúas de piscina se caracterizan por la colocación de una barra fijada al borde de la piscina. Los usuarios pueden entrar en el agua a través de una percha o de un arnés, aunque esta solución obliga a tener que realizar un trabajo de albañilería.
En cualquier caso, ya sea un ascensor acuático o una grúa de piscina, ambas ideas aspiran a lo mismo: facilitar las vacaciones a las personas con problemas de movilidad.