¿Sabes cuál es el origen del ascensor?
¿Cuál es el origen del ascensor? De todos los medios de transporte que utilizamos en nuestro día a día, el ascensor es, seguramente, el que más presente está y en el que menos pensamos. Es el primero que cogemos, nada más salir de casa, y el último que nos lleva cuando por fin regresamos a nuestro hogar tras una larga jornada.
El ascensor es, en fin, sinónimo de discreta comodidad. Pero, ¿dónde surgió este increíble invento? ¿Hasta dónde rastreamos el origen del ascensor?
La idea detrás del ascensor es realmente simple, y existe desde hace muchísimos años: un mecanismo en el que subir y bajar. Ya en los teatros griegos existían ascensores primitivos que permitían a los actores acceder al escenario y abandonarlo después. Otro ejemplo son los increíbles ascensores del Coliseo Romano, de los que te hablamos hace unos meses.
Pero estos elevadores antiguos funcionaban con tracción humana y animal. Realmente no eran demasiado similares a lo que nosotros entendemos hoy en día por un ascensor, un concepto ligado a dos útiles inventos que funcionando juntos lo hicieron posible: la polea y la máquina de vapor.
El primer ascensor del que tenemos noticia se instaló a mediados del siglo XVIII en el palacio de Versalles, en Francia, para uso exclusivo del rey Luis XV, quien lo utilizaba para visitar con discreción a sus amantes en los pisos superiores del palacio. El ingenio no era mecánico, sino que funcionaba por medio de un complejo sistema de contrapesos
Los primeros ascensores modernos
El primer ascensor mecánico tuvo que esperar hasta 1829, en Londres. Con la Revolución Industrial, el tamaño de las ciudades aumentó mucho, y los edificios comenzaron a crecer en vertical. Así que este ascensor, con capacidad para diez personas e instalado en el edificio Coliseum, llegó en el momento preciso para resolver una necesidad de transporte cada vez más acuciante.
Más adelante, en el año 1851, llegó el primer montacargas de la historia, en cuyo diseño se basaron para, poco después, instalar el primer ascensor de uso público. Fue en la tienda de artículos de porcelana Haughwout, situada en un edificio de Broadway, Nueva York.
Se trataba de un elevador que funcionaba con vapor y era capaz de transportar hasta a seis personas al mismo tiempo a una velocidad de diez a doce metros por minuto. Este ascensor incluía además un nuevo mecanismo de seguridad que impedía que la cabina cayese al vacío en caso de producirse un accidente, un adelanto muy necesario.
A partir de ese momento, los ascensores proliferaron. Poco después, en 1889, se construyeron los ascensores de la torre Eiffel, que llegaban hasta los ciento sesenta metros de altura. Y aquí pasamos desde el origen del ascensor hasta su popularización. Hoy en día es el método de transporte más utilizado del mundo, a diario.
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