¡Ya estamos aquí de nuevo! Hoy queremos seguir con el tema de la semana pasada que estaba relacionado con el oficio del ascensorista.
Los ascensorista tenían también como obligación atender las necesidades que pudiesen tener los pasajeros así como ir diciendo los pisos en los que se iban encontrando. Otras labores que también tenían la responsabilidad de realizar eran: el reparto del correo, guardar la seguridad del edificio con su vigilancia, transportar las maletas de los viajeros, … Y en los ratos libres realizaban la limpieza del ascensor.
Esta profesión se consideraba una parte básica en las relaciones públicas para los grandes almacenes o edificios de empresas, ya que era la primera sensación que se obtenía al acceder a un inmueble.
El auge de esta profesión fue la década de los cincuenta. Pero como ya os contamos la semana pasada, fue desapareciendo a partir de la creación del ascensor automático. En la actualidad los ascensoristas aun los podemos encontrar en algunos bloques de apartamentos exclusivos, hoteles o edificios de oficinas.
Esperamos que os haya gustado la entrada y que hayáis descubierto una pedazo de la historia de una elemento que en la actualidad es muy común en nuestro día a día.