¿Por qué elegir un ascensor externo?
Instalar un ascensor en la fachada del edificio es una alternativa por la que se decantan cada vez más familias, comunidades de vecinos y empresas. En general, la instalación de nuevos ascensores es muy habitual desde hace unos años, y las razones son evidentes: mejorar la accesibilidad del edificio para los vecinos y sus familiares y amigos, revalorizar el inmueble, comodidad y confort, etc.
Los ascensores en la fachada son la forma perfecta de disfrutar de todos esos beneficios en inmuebles antiguos en los que por falta de espacio no es posible instalar un elevador de forma convencional.
Normalmente los asesores se instalan aprovechando el hueco de la escalera, o algún otro espacio libre en el interior del edificio. Pero también es posible instalarlos en otros lugares (y no siempre por necesidad, también se hace por estética), y entre esos lugares sin duda el más utilizado es la fachada.
No obstante, aún hay muchas personas que dudan cuando se les plantea la posibilidad de instalar un ascensor en la fachada. Suele ser por desconocimiento, ya que, lejos de ser perjudiciales para el edificio, los ascensores en la fachada presentan una interesante serie de ventajas que los convierte en una opción muy a tener en cuenta. Son las siguientes:
- Se evita dañar la estructura del edificio, algo especialmente importante en el caso de inmuebles de gran antigüedad en los que no resulta viable hacerlo de otra manera.
- Proporcionan una mayor accesibilidad, lo que es fundamental para los ancianos y las personas discapacitadas. Es más fácil llegar a un ascensor externo que a uno interno.
- Instalar un ascensor en la fachada es un tipo de reforma que cuenta, en los últimos años, con mayores ayudas y subvenciones que los ascensores internos.
En definitiva, instalar un ascensor en la fachada no solo no resulta perjudicial, sino que puede ser realmente beneficioso, sobre todo en el caso de edificios especialmente antiguos, con vecinos con algún tipo de minusvalía, etc.
Y el impacto estético, además, es mínimo. De hecho, en muchas ocasiones puede ser incluso positivo: un ascensor externo puede aportar un toque de modernidad y sofisticación a un edificio.
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